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jueves, 15 de septiembre de 2011

Capítulo 5: En mi corazón, la voluntad...

28 de Diciembre de hace 5 años...

Casa de Leo: 

La nieve no paraba de caer y la tormenta tapaba los gritos que salían de la casa de los Feir. En la habitación de arriba Leo se tapaba las orejas con las manos como había hecho esos doce años atrás. Abajo en la cocina su madre seguía peleando con su padre, el cual pasaba de todo ya que iba tan borracho que no se enteraba de nada. Lo que desearía Leo poder decirle cuatro cosas a su padre pero, no podía, su madre le había dicho mil veces que no debía decirle nada a su padre porque no quería que los golpes los recibiera él. Pero es que el no aguantaba más empezaba a estar más nervioso de lo normal. Una buena idea sería transformarse en lobo pero por desgracia su padre también podía transformarse en bestias todavía más peligrosas.
Leo gritó y en un ataque de rabia, se lanzó a la nieve por su ventana, cayó ileso y comenzó a correr. Las lágrimas no le dejaban ver por donde iba y si darse cuenta tropezó con una enorme piedra. Empezó a enderezarse cuando vio que a un metro una pantera azul estaba tirada en la nieve y una herida en su pata derecha rebosaba de sangre.
-Que suerte has tenido, chico...- murmuró la pantera- Has encontrado a uno de los grandes felinos herido ante tus pies...
Leo se quedó mudo de asombro.
-Mátame ya, anda...
No se lo pensó dos veces, se acercó a gatas al animal y se quedó arrodillado junto al limpiando como pudo la herida de su pata.
-No pienso matarte así como así, y la verdad, si tu piensas matarme cuando te recuperes ahora me da igual...-y Leo no pudo remediarlo unas silenciosas lágrimas cayeron sigilosamente por sus redondeadas mejillas pero, el seguía serio, mirando cuidadosamente la herida mientras, la pantera asombrada cerró los ojos con el reflejo de una sonrisa que cruzó por su cara.


[...]

-Ey, chico, despierta...- murmuró la pantera esperando a que Leo mostrará alguna señal de estar despierto. Ahora su aspecto era más saludable, sus trazos en el pelaje brillaban más plateados que como grises pero, en el fondo su corazón se ralentizaba por segundos.
Aunque pareciese imposible la pantera escuchó durante toda esa mañana las preocupaciones del muchacho. Paniki, así era como se llamaba la pantera, y era bastante mayor, al ser inmortal había vivido unos quinientos años sin ser cazada y se enorgullecía de eso.
-No quiero volver...-dijo de repente Leo. Miraba el cielo silenciosamente.
-Te ayudaría, chico pero, el veneno que había en esa herida me está matando. Por eso, he decidido, que me matarás y te quedarás con mi alma, así, podrás plantarle cara a tu padre.
Leo se levantó de golpe mirando a Paniki con los ojos en blanco.
-¡Ni en broma!
-Leo... el veneno acabará por matarme tarde o temprano y como que no puedo ir a un veterinario. Me gustaría que alguien como tú, se quedara con mi alma, y te lo pido por favor, como un amigo...
Eso terminó por conmover a Leo, solo transformó su mano derecha en una afilada zarpa pero, cuando se iba a dar la vuelta porque no se creía capaz de hacerlo, Paniki, a dos patas, se abrazó a su cuerpo, clavándose en el pecho la zarpa de Leo.
-Espero...-dijo con dificultad- Servirte de... ayuda...
Cayó al suelo silenciosamente como antaño hacía. Después de unos largos quinientos años, a la famosa pantera le llegó la hora. Su cuerpo desapareció, su alma se quedó atada en el corazón de un chico de 12 años. El cual había sido su segundo amigo, y el primero para Leo. Dos almas solitarias que, por cosa del destino, quedaron unidas por mucho más tiempo...


              
3 de Julio (en la actualidad)


Escuela de Almas Inmortales (Habitación de Leo): 

-Bueno, ya puedes suponer lo que pasó después. Fui a mi casa y eché a patadas a mi padre de allí- Leo suspiró y después mostró una de esas sonrisas que hacen sonreír a los que están alrededor pero, solo iba dirigida a una persona- Pero que bien me he quedado...
Kaimi le revolvió el pelo a Leo y se levantó sin decir palabra de su cama. Recogió un mochila hecha a mano con diferentes telas y abrió la puerta, asomándose primero un poco.
Soltó un largo suspiro antes de hablar.
-Lo siento pero, me tengo que ir.
Leo se levantó apoyándose en la mesita de noche.
-¿A dónde?
-A cualquier sitio, mañana estaré en un bosque, al día siguiente en un desierto...

-Y ¿porqué no te quedas?
A Kaimi esa pregunta le pilló por sorpresa. Se dio la vuelta lentamente y miró a Leo sorprendida. La mochila que llevaba colgada en su hombro se escurrió y cayó al suelo.
-¿Lo dices en serio?- murmuró desconcertada.
-Claro pero, tendrías que quedarte en la habitación de Lily, si quieres.
Kaimi no se lo pensó mucho, se lanzó a Leo, abrazándole, feliz de tener un sitio donde, por fin, podía quedarse tranquila...





*¡Y por fin aparece Kaimi! La que se va a liar xD pero para eso seguir leyendo mi historia :)


martes, 6 de septiembre de 2011

Capítulo 4: No tan desconocida...



En el bosque: ¿?


Sus movimientos se ralentizaban a los ojos de Leo, y podía ver como aquella cadena que utilizaba para detener los ataques del demonio, tenía en un extremo un kunai* y en el otro una campanilla de oro blanco que sonaba fragilmente entre aquel caos.
La chica no parecía tener problemas y Leo no podía caminar a causa del efecto del veneno, comenzaba a hacer efecto y su respiración se cortaba. A lo lejos puedo ver como el demonio y la chica se había parado y ella parecía hablarle, aunque no pudo oír lo que dijo.
-Vete de aquí- el demonio comenzó a temblar- No quiero que os volváis a acercar a este lugar, ¿entendido?
El demonio pareció entenderlo pues, con rápidos movimientos abandonó el claro. Fue entonces cuando ella miró atrás y vio que el chico de la melena negra no podía respirar y se arqueaba en el suelo con fuertes convulsiones.
Corrió preocupada hacia él.
-¡No puede respirar!- le gritó a la chica que miraba asustada a su compañero.
Lily pudo ver como la desconocida se precipitaba hacía Leo y cerraba sus labios contra los de él y a la vez sacaba un venda de sus pantalones para apretarla en la herida de su pecho.
Volvió a hacerle el boca a boca y esta vez el chico comenzó a respirar como antes, aunque el veneno le seguía afectando en el interior.
-Vamos, cálmate, respira- le decía una voz a su lado. Abrió los párpados solo lo suficiente como para ver esos dos preciosos ojos violetas que brillaban en ella y deseó poder seguir consciente para que no desapareciese.
Lily todavía seguía con la boca abierta y tirada en el suelo viendo como la desconocida cargaba en su espalda con Leo. Después la chica se acercó a ella y le sonrió.
Era realmente preciosa, y fuerte, tan fuerte que había podido ayudar a Leo en unos segundos. Y su aspecto, su arma... le sonaba de algo, y no sabía de que...
Con un poco de esfuerzo se levantó del suelo.
-Sois de la escuela de almas ¿verdad?- preguntó la desconocida. Lily asintió ansiosa por saber como se encontraba Leo- Debemos llevarle antes de que el veneno se esparza más por su cuerpo.
Lily, sin pensárselo dos veces, comenzó a andar a paso ligero hacia la escuela y pronto la oscuridad se hizo con el bosque...


Lily llevaba un rato incómoda viendo como la otra chica cargaba con Leo, aunque a ella no parecía importarle. Hasta que vio como Leo movió un poco la cabeza y balbuceó algo que Lily no pudo oír. Su acompañante paró y se sentó en una roca, poniendo a Leo sobre sus piernas.
-Lo siento, estoy un poco cansada- le dijo a Lily. Ella se sentó a su lado- Siento no haber podido llegar antes...
-Gracias a ti Leo sigue vivo... Por cierto, ¿quién eres?- llevaba un rato preguntándose quien sería aquella misteriosa chica que viajaba sola por un bosque a esas horas de la noche.
-Me llamo Kaimi- dicho esto le extendió una mano.
-Lily, encantada aunque, me da la sensación de que te conozco de algo...
Kaimi empezó a reírse, siempre le daba vergüenza hablar sobre ella y más si era del nombre que le habían puesto la gente.
-Bueno, muchos me llaman "la chica campanilla" por lo del arma que utilizo. Viajo por todo el mundo y casi siempre tengo que ayudar a alguien cuando está en apuros.
Lily se quedó sorprendida. Solo tenía 16 ó 17 años y ya iba por ahí salvando la vida de la gente como si se tratase de comprar churros para desayunar. Esta chica era realmente impresionante, vamos, un portento, seguro que sus padres estarían orgullos de ella y no como de otras, que solo servían para derretir la mantequilla como solía decir su padre.
Cuando las dos estaban en silencio, un ruido de crujir de ramas comenzó a oírse y luego el sonido de alguien maldiciendo. Las dos se prepararon para atacar pero lo único ó el único que salió de los arbustos fue Kido.
- Mierda de bosque...- murmuró y después se sorprendió al ver a Lily, a otra chica y a Leo desmayado sobre la tierra- ¿Lily? ¡Por fin os encuentro! - miró al espabilado de su amigo- Estando rodeada de bellezas vas y te desmayas...
Lily se ruborizó, Kaimi miró hacia otro lado y Kido cargó con Leo. El cual, se agarró su cuello murmurando algo como << ... idiota...>>.
-Agárrate, campeón- miró a las chicas sonriendo y extendió sus brazos- Cogeros a mí y no os soltéis.
Dicho y hecho, se cogieron a su cuerpo y Kido empezó a correr a la velocidad del rayo, pasando entre los árboles como si no estuvieran a su alrededor.
-Y querían mandar a Det a por vosotros, esto es mucho más divertido- Lily parecía que iba a vomitar y a Leo se le caía la cabeza hacia atrás pero Kaimi se la sujetó con firmeza mientras intentaba no pegarse demasiado a aquel tipo.


[...]


3 de Julio


Escuela de Inmortales: Leo


Tenía un cacao mental que no podía soportar, cada vez que intentaba abrir los ojos, su cabeza retumbaba una y otra vez. Solo una cosa hacía que se calmase, donde se encontraba sonaba suavemente la canción "So long, goodbye" de Sum 41 y una voz femenina que la acompañaba. Empezaba a sonarle esa voz y su cabeza ya no parecía un campo de batalla. Sus ojos se abrían lentamente y el solo parecía ser todavía más luminoso, cuando los abrió se dio cuenta de que estaba en su habitación de la escuela y la chica que cantaba  estaba de espaldas a él y seguía cantando como si nada hasta que, se dio la vuelta y Leo pudo ver sus ojos.
Ella también parecía sorprendida pero más que eso, estaba totalmente sonriente.
-Has despertado, dormilón...
-¿¡T-Tú!?- gritó Leo señalándola y con tanto alboroto cayó de su cama al suelo.
La chica corrió a ayudarle y lo sentó en la cama fijándose en la herida por si se había abierto, se sentó junto a él acariciándole la espalda para que se calmase.
-Que alegría de verme...- dijo ella entre risas. Leo se ruborizó al darse cuenta de su situación y comenzó a tartamudear como nunca antes había hecho.
-N-no, s-si me alegro d-de ver-verte...- susurró incapaz de articular palabra, eso hizo que ella se riese todavía más y decía cosas como "¡Ay! ¡Qué me parto!" mientras se secaba las lágrimas que tenía de la risa.
Leo la miraba embobado, rojo como un tomate y después se dio cuenta de las vendas que tenía alrededor del torso. Tocó un poco y no se sorprendió de notar dolor, vamos que ya estaba acostumbrado. Lo raro era: ¿Qué hacía esa chica desconocida en su habitación? Y lo peor de todo es que no tenía ni idea de quien era... pero, por las pintas que tenía le recordaba a un samurai o algo así. Tampoco parecía ser una mala persona ya que, les había salvado a Lily y a él y después le había curado sin pensárselo dos veces.
-Oh, lo siento, me llamo Kaimi- dijo ella y antes de que él se presentase volvió a hablar- Tus amigos me han dicho quien eres. Leo, un transformador en bestias. Es increíble, hay muy pocos como tú y que controlen a uno de los grandes felinos menos.
-Es una larga historia...
Ella sonrió y cruzándose de brazos dijo:
-En este momento, tengo todo el tiempo del mundo...
Leo sonrió, era la primera vez que le contaría su pasado a alguien porque, los demás no habían querido escucharle o él no había querido sacar el tema, y ella sin siquiera conocerle deseaba escucharle. Leo no tenía reparos en contárselo incluso pensaba que podría contarle todos sus secretos si seguía mirándole con esos ojos que le hacían perder el sentido sobre si mismo...




miércoles, 31 de agosto de 2011

Capítulo 3 - 2/2: Esos preciosos ojos violetas...

2 de Julio

Portón de la Escuela de Inmortales:

-Pero ¿es que no van a venir en la vida o qué? -preguntó Kido mirando como quedaba su pelo en una vidriera.
-Espera un poco más, estarán al llegar...-dijo Det intentando calmarlo.
Al minuto Lily salió por el enorme portón arrastrando consigo a Leo que con el sueño que tenía no podía ni andar e intentaba convencer a su amiga de quedarse a dormir.
-Lo siento, he tenido que traerlo a rastras-se disculpó Lily viendo como Leo empezaba a despejarse. Se frotó los ojos y miró a todas partes.
-Buenos días...
Todos le miraron enfadados excepto Lily que se reía de la cara de su amigo justo cuando el tutor apareció vestido con ropa deportiva. Parecía contento y hoy no llevaba el pelo repeinado si no que iba bastante informal.
Se podían ver perfectamente sus preciosos ojos verdosos cuando se quitó unas Ray-Ban negras y saludó a los chicos.
-Prestad atención. Iréis en parejas por el bosque a encontrar algún ser mágico, al final del día debéis volver a la entrada de la Escuela y ahora, ¿cuáles son las parejas?
-¡Yo iré con Det!-gritó Inti mientras corría hacia él. A Det le daba igual y no pensaba que hubiese una mejor pareja que no fuese la dulce y alegre Inti.
-Entonces yo iré con Han ¿a que sí, tío?- Kido se acercó a Han con intención de chocar los cinco pero el aludido se dio la vuelta para ignorarlo.
-Leo y yo iremos juntos-dijo Lily al ver que su amigo no estaba muy por la labor de hablar.
Solo Angy se quedó sola y parecía no importarle pues ya se iba decidida hacia el bosque. El profesor la paró como pudo e intentó convencerla de ir con él, pero después lo pensó, no sería justo para los demás. Ella seguía diciendo que podía ir sola hasta que apareció Einat de la espalda de Han.
-Podría ir yo si os parece bien...
Todos se miraron interrogantes, preguntándose de donde había salido una ardilla que podía hablar. Aunque solo el tutor y Han no se sobresaltaron.
-¡Oh! ¡Una ardilla parlante!-dijo Leo abriendo completamente los ojos por primera vez en toda la mañana- Ves, Lily, te dije que necesitaba dormir más...
-Por lo menos eres guapo- murmuró la ardilla, después se puso seria- En realidad soy un mago, suelo ayudar al director...
La pequeña ardilla no pudo terminar la frase, Angy se había acercado rápidamente a él y había comenzado a hablar.
-Bien, iré con él- dijo con un tono más superior a los demás. Mirando fijamente al profesor con sus intensos ojos rojos.
-De acuerdo- dijo rindiéndose el profesor. En ese instante todos se adentraron al bosque con sus respectivas parejas pero, ninguno podía ni imaginarse que no sería tan fácil después de todo.




En el bosque: 


Tras varias horas de caminata muchos habían perdido las ganas y otros se daban por vencidos al ver que no conseguían encontrar ni un nomo, hasta que, de dos en dos llegaron a un gran claro en el que corría un dulce viento.
Se miraron confundidos, al final todos había terminado en el mismo sitio.
-Anda, hola, ¿habéis encontrado algo? - les preguntó aburrido Kido -  nosotros ni un alma, ¿lo pilláis? - se dio por vencido - vale, es una cutrada...
Empezaba a refrescar y Angy fue la primera en decir que volverían a la escuela a descansar. Han pensó lo mismo que ella. Después de hablar con Inti e insistir mucho, Det consiguió convencerla y ellos también se fueron.
-Entonces, nos vamos ¿no? - le preguntó Leo a Lily cuando los demás estaban a una distancia que aunque chillaran no les escucharían.
-Supongo que sí, creo que me hice demasiadas ilusiones - comentó ella - pensaba que encontraríamos un montón de almas al final del día... no que volveríamos sin ni una.
Leo no había hablado nada en todo el día y también tenía aspecto decepcionada, con los ojos perdidos pero no de forma decaída sino,  pensativa.
Su olfato llevaba un tiempo oliendo dos aromas; uno era como a ceniza y el otro no sabría decir. Era una mezcla de tantos olores, que le era imposibles reconocerlos. Aunque captaba ese tufo y ese aroma no conseguía saber de donde provenía  y eso era lo que le sacaba de quicio.
En otra situación, habría encontrado el lugar exacto en unos instantes pero ahora, parecía huir de él, por lo menos solo aquella mezcla de olores.
Lily se había dado cuenta de la expresión en el rostro de Leo pero no sabía porque estaba así.
-Leo, ¿te mueves? - no lo dijo con dureza sino con su típica dulzura.
El chico reaccionó, pero no de la forma que ella había esperado. Leo se agazapó y comenzó a olisquear el aire en busca de algo.
-Demonios- susurró. Lily se estremeció. El olor a ceniza era eso, demonios, muchos y acercándose a ellos.


-¿Qué dices?- preguntó Lily nerviosa.
-Demonios: negros, muchos y que apestan- dijo él muy serio- ¿Nunca has olido uno?
Ella no tardó en responder .
-No he tenido el gusto pero por tu cara puedo adivinar que no es muy agradable- Lily retrocedió un paso y luego miró a Leo- Entonces, ¿qué hacemos?
Leo no pareció pensarlo mucho, se acercó a Lily dando grandes zancadas y la cogió de la mano sacándola lejos de allí pero, cuando estaban decididos a abandonar el claro, una enorme sombra les cortó el paso. Lily gritó, Leo la empujó lejos y aquel gran bulto asestó a Leo un buen golpe en el estómago que lo mandó a metros de él.
Lily asustada en el suelo no supo reaccionar. Vio a su amigo destrozado lejos de ella y a la sombra acercarse. Solo cuando vio el rostro de aquel ser comenzó a gritar.
<< Demonios. Leo tenía razón. Son demonios >> pensó mirando a los diabólicos ojos de la criatura.
Leo pareció reaccionar a sus gritos pero, cuando estuvo en pie, otros pequeños y escurridizos demonios habían aparecido. El chico comenzó a metamorfosearse a una azul y plateada pantera, mucho más grande de lo normal.
El pelo de la pantera era azul agua y sobre ella, como tatuajes, habían una especie de trazos plateados que se enlazaban unos con otros como si fueran las hojas de una enredadera.
Leo gruñó y en poco tiempo sus zarpas ya habían desgarrado las gargantas de los pequeños demonios. No había alma en aquellos cuerpos y comenzaron a arder silenciosamente, dejando tras ellos una nube de polvo negra.
Mientras tanto, Lily intentaba derretir la mano que se había ceñido a su cuerpo pero sin conseguirlo. Solo hacía que la criatura cerrara más su mano.
Con un jadeo, Lily dejó de usar su poder cuando vio que Leo se acercaba entre las sombras hacía ella.

-¡Leo!- chilló Lily, y el demonio la dejó caer para arañar parte del abdomen del chico. 
Leo volviendo a ser humano, vio como las garras del demonio habían dejado veneno en su estómago y no conseguía transformarse.
-Mierda...- dijo mirando la sangre mezclada con la ponzoña que había en sus manos.
Lily se acercó a él corriendo pero, antes de poder tocar su cuerpo, el  demonio cogió a Leo y comenzó a zarandearlo.
De repente empezó a hacer mucho calor y el demonio soltó a Leo que se retorció en el suelo. El calor cesó y pronto se pudo oir como un tintineo que se acercaba sigilosamente hacia ellos.
Clink.
Clink.
Clink...
La sombra que se acercaba tenía el contorno de una chica de unos diecisiete años. Su pelo azabache, recogido en una alta coleta de caballo, dejaba fuera el flequillo y caía por toda su espalda. La chica, que solo vestía unos anchos pantalones negros y unas simples vendas alrededor de su pecho cubriéndolo completamente, sonrió y abrió los ojos.
Ni Leo, ni Lily vieron jamás unos ojos tan preciosos. Poblados de pestañas y con un intenso color violeta que reflejaba un poder asombroso.
La chica los miró deteniéndose solo un poco más en Leo y, sin esperarse su reacción, saltó hacia el demonio con gráciles y precisos movimientos.






miércoles, 27 de julio de 2011

Capítulo 3 - 1/2: Almas Inmortales

1 de Julio

Escuela de Almas Inmortales: Lily

Serían las ocho y diez cuando la chica arreglada para ir a clase, se paró frente la puerta de Leo y tocó suavemente tres veces. Lo que no se esperó es que el chico saliese tan pronto y "arreglado"; si a llevar la camiseta con los botones mal abrochados y los pelos revueltos sea eso.
-Hola...-dijo él con un bostezo prolongado.
-Buenos días- respondió ella con una sonrisa- Seguramente hoy nos hablarán sobre las almas, su color, su forma, su olor, su textura...
Esa mañana la que habló fue ella, Leo levantaba las rodillas cuando andaba intentando así despertarse completamente. Cuando llegaron a la puerta e iban a entrar, Angy pasó empujando a Lily pero ella no dijo nada.
-¡Eh!- la chica de pelo oscuro y ojos anaranjados se dio la vuelta ante la réplica de Leo- por lo menos podrías pedirle perdón ¿no?
Angy siguió caminando a su sitio para sentarse e ignorar al chico que la miraba con el ceño fruncido.
-No pasa nada- le susurró Lily a Leo mientras el otro se sentaba malhumorado- Suele ser así siempre...
El chico no le hizo mucho caso pero levantó una ceja  y Lily calló sabiendo que lo que decía no tenía fuste.
A los minutos el tutor pasó con un taco de folios escritos en la mano. Se quedó de pie al lado del escritorio y comenzó a hablar.
-Buenos días, ayer... se ve que me enrollé un poco a hablar y,...
-¿Solo un poco?- bromeó Kido haciendo reír a Inti la que hoy llevaba el pelo recogido en un moño informal.
-Bueno, a lo que iba- dijo el profesor ignorando al chico- se me olvidó presentarme, podéis llamarme Offert.
Solo Han y Angy pudieron reprimir la risa, los demás soltaron alguna que otra risita por lo bajo, haciendo chiste del nombre del profesor.
-Ahora que está todo aclarado, me gustaría comenzar a hablar sobre las almas ya que, vosotros aspiráis a convertiros en inmortales. No todos sabréis el olor de vuestra alma pero en esta clase ya hay 3 personas que lo saben. Han podrías hacernos una demostración del olor.
El chico de pelo oscuro se levantó y colocando una mano sobre uno de los tornillos de la mesa, un olor a óxido inundó la sala y su pelo comenzó a aclararse convirtiéndose así en plateado. Después al sentarse dejó de sentirse ese olor y su pelo volvió a la normalidad.
-Ahora de uno en uno iréis haciendo lo mismo. Es fácil, solo tenéis que concentraros en vuestra aura, ella sola saldrá a la superficie.
Angy fue la siguiente, cerrando los ojos y con un pequeño frío, inundó la clase con un olor a chicle de fresa que no cuadraba nada con la personalidad de su dueña. Kido fue más divertido, moviendo su cabeza alocadamente fulminó a todos con un fuerte aroma a gasolina que hizo que varios se quedaran medio mareados. El más estimulante fue Det que simplemente sentado en su sitio un dulce olor a té de frutas encandiló a todos. Lily con bastante esfuerzo consiguió que su aura oliese a tierra recién mojada, parecía como si hubiese acabado de llover. 
Con un poco de parsimonia, Leo hizo que su alma oliese al agua de la playa, el olor a mar alentó a todos. La última de todos fue Inti pero por más que se esforzaba su aura no olía a nada, ni un poco.
-No te desamines, tarde o temprano te saldrá- le dijo Kido a Inti que sonreía aunque no quería.
-Por lo que veo, todos lo habéis hecho con mucha facilidad. Todos habéis leído ya los capítulos que mandé, entonces debéis saber que para ser un inmortal se necesita...
-Una alma de cada uno de todos los seres mágicos que habitan en la tierra y al menos la de un "elemento"-le cortó Angy en un tono de sabelotodo.
-Correcto-confirmó el profesor- pero no necesariamente debéis matar a ese ser, algunos de ellos darán gustosos parte de su aura, a otros habrá que convencerlos y con el resto ni siquiera se podrá discutir.
-Y ¿qué son los "elementos"?-preguntó Leo.
-Son los seres más poderosos que existen en el mundo. Son cuatro: Agua, Fuego, Tierra y Aire. Personas que nacieron destinadas a ser uno de los grandes, que viven eternamente para ser cazados.
-¿Son inmortales?- preguntó extrañada Inti. Eso de ser cazados eternamente de daba muy mal rollo y era realmente deprimente. ¿Es qué no tenían una vida?
-Sí, lo son- dijo el tutor con tristeza en los ojos pero repentinamente sonrió a sus alumnos- Como sabéis lo principal, me gustaría que comenzaseís a recolectar esas almas y así, podré ver vuestro poder y trabajo en equipo. Mañana mismo comenzaremos.
-¿Vamos a luchar con seres mágicos así como así?- dijo Lily nerviosa, con lo mal que se le daba hablar con alguien como para decirle: "O me das parte de tu aura o te mato". No, no le cuadraba.
-Sí, mañana temprano, elegir una pareja, en grupo es demasiado visible y no quiero que valláis solos al bosque. Espero que no me decepcionéis...
Leo mostró una media sonrisa, Kido se arregló el pelo hacia atrás, Inti sonreía de oreja a oreja, Han se metió las manos en los bolsillos del pantalón, Det observaba la sonrisa de Inti, Angy estaba con expresión desafiante y Lily temblaba como un flan...


*En el próximo capítulo empieza lo bueno >.<*

Gracias por leerlo! :)


PD: Acabo de revisar el capítulo ya que había visto una falta realmente evidente, lo siento por los que lo hayaís leído antes de eso ^^*


domingo, 24 de julio de 2011

Capítulo 2 - 2/2: ¿Quién querría ser otra persona?

Escuela de Almas Inmortales:

El hombre que vestía traje negro con la chaqueta abierta, sería el nuevo tutor de un clase muy especial. El director había decidido juntar a todos esos chicos en una sola clase por que de toda la Escuela ellos eran los más poderosos así, juntos, podrían impulsar sus almas mucho más lejos. Cada uno era una rareza, su magia era muy diferente entre ellos y los demás de la escuela. Sus poderes iban más allá de lo normal, seguro que esa clase llegaría muy lejos. Tampoco su tutor era algo de lo que pasar ya que, también era muy poderoso y eso muchos lo sabían.
Entró en el aula y rapidamente los alumnos se sentaron en el primer asiento que tenían cerca. Todos se quedaron callados y él entró con paso firme hasta su escritorio. La verdad es que solo vio a unos chicos de unos dieciseís o diecisiete años con miradas iluminadas pero, todos eran muy distintos; en la primera fila en el primer dúo de asientos se sentaba una chica de pelo negro bastante largo, seria y con unos ojos rojos que iban de perlas con su blanca piel: Angy. A su lado como si fuera su opuesto: Inti, una chica rubia con el pelo recogido en muchas trenzas y con la piel bronceada que le daba un aspecto deportivo, reía con el chico que tenía detrás. Kido que charlaba con ella de cualquier cosa, movía su largo y rubio pelo de un lado para otro enseñando sus blancos y pulidos dientes. No muy lejos, Han miraba por la ventana ignorando a su amigo, sus fornidos músculos se tensaban con cada risa de Inti y molesto miraba con sus ojos de color avellana las nubes que rodeaban la escuela. 
Después estaba Det, un chico de pelo castaño que se había sentado solo, sus ojos plateados buscaban a alguien con quien charlar pero todos estaban ocupados o simplemente no querían hablar con él.
Pero allí faltaba alguien más bien, faltaban dos chicos en concreto. El profesor abrió su carpeta y efectivamente vio que no habían llegado ni Lilieth ni Leonell; una chica rubia de pelo corto, ojos saltones y verdes, y de tez blanca que dominaba la temperatura y podía fundirse con cualquier cosa y un chico muy moreno, alto, de pelo largo y negro, y ojos azules que aparte de ser un liante, tenía el poder de controlar dentro de él a las grandes bestias de la historia.
Después pasó algo que no pudo olvidar en la vida. La puerta y la ventana se abrieron de una y dos adolescentes con ojos desorvitados se quedaron allí quietos gritando:
-¡Siento llegar tarde!-dijeron los dos a la vez. La chica nerviosa y con la respiración entrecortada, el chico sonriendo de oreja a oreja y con unas alas huesudas enormes en la espalda.
-¿Lilieth?-preguntó el tutor a la joven, ella asintió con ojos lagrimosos- siéntese en esa mesa del fondo.
Ella rapidamente se sentó donde le habían dicho y se quedó con la cabeza gacha. 
-¿Leonell?- le preguntó al chico de la ventana que se encontraba en una posición realmente rara- siéntese al lado de la señorita Greensun.
El chico pegó un salto y sacudiéndose un poco la ropa, se sentó en su asiento, tirando sus maletas a un lado.
-Veo que  ya estamos todos...Bueno, yo soy vuestro tutor, muchos ya habreís estado aquí y otros ni sabíais de su existencia hasta hace unos días...
El profesor empezó a dar un sermón en el que solo Det, Lily y Angy antendieron, Leo estaba demasiado ocupado durmiendo mientras despertaba solo unos segundos a causa de los codazos de su compañera.
-Esta tarde os quedareís en vuestra habitación, os leereís dos capítulos de cada uno de vuestros libros y podreís salir solo a la Escuela a observar sus instalaciones. Mañana aquí mismo, en punto- terminó diciendo dirijiéndose a Lily y a Leo.
Todos salieron de la clase y cada uno tomó su camino a su habitación casualmente Lily tenía la habitación al lado de Leo y él no paró de hablarle mientras ella con una sonrisa le escuchaba atentamente. Al final Leo terminó en la habitación de Lily leyendo en alto los capítulos que habían mandado.
-Tengo que irme, vecina-dijo cuando vio que eran las nueve- Encantado. ¡Oye! Si ves que mañana no estoy despierto me das unos toquecitos en la puerta antes de irte ¿vale?
-Claro-dijo ella contenta al ver que había hecho un nuevo amigo- Me alegro de haber llegado tarde.
 Él riendo salió de la habitación despidiéndose con la mano.


*Siento que haya tan poco diálogo pero es que está empezando la historia >.<
Gracias por leer el capítulo -^^-

domingo, 17 de julio de 2011

Capítulo 2 - 1/2: ¡Escala como puedas!

Escuela de Almas Inmortales:


Los nuevos alumnos entraron al instituto sin ningún problema. Habían cogido la llave de su habitación y se habían dirigido de inmediato a sus aulas después de haber dejado sus pertenencias. La mayoría de los que estaban allí sabían controlar su poder otros esperaban que allí los despertaran o simplemente para aprender magia básica por si las moscas.
En los pasillos la gente saltaba de alegría al ver a sus amigos del año pasado. Los alumnos de la escuela vivían como a mil kilómetros unos de otros y ninguno podía quedar a dar una vuelta como les habría gustado.
La campana sonó y todos corrieron a sus respectivas aulas y así, el pasillo quedó en silencio.




Pasillos de la Escuela: Lily


-¡Ayy!¿Dónde está mi clase?- dijo Lily temblando- ¿por qué siempre me pasan estas cosas a mí?- murmuraba mirando el número que había sobre cada puerta.
Se suponía que tenía que buscar la clase de número 103 y todavía iba por la 57, no sabía si era en la segunda planta y como no había ascensores no paraba de subir y bajar escaleras como una loca. No había nadie que le ayudara a encontrar su aula y como era el primer día de escuela no había ninguna persona en secretaria que le dijese donde estaba.
Si tan solo viese un mapa de la escuela en una de las inmensas paredes góticas sabría que hacer pero, sentirse sola en un sitio como ese le daba terror. Pensó en entrar a otro clase y preguntar a un profesor pero le daba demasiada vergüenza hacerlo así que siguió buscando hasta ver el número de su clase.
Corriendo se acercó a la puerta y no esperó a preguntar si podía pasar, simplemente abrió la puerta de la clase con un rápido griro en el picaporte.




Fuera de la Escuela: Leo


Había llegado tarde y solo por unos segundos en los que la campana de la escuela había sonado y las puertas se habían cerrado. No se iba a quedar ahí parado, iba a entrar costase lo que costase. Había pensado en utilizar las tranformaciones y volar con las alas de pterodactilo pero llamaban mucho la atención y algún profesor se daría cuenta asi que, en vez de eso, utilizó las garras de puma para agarrarse a las paredes de la escuela sin problemas.
-Menudo viento hay aquí arriba- dijo Leo al ver que la fuerza aumentaba cada vez que subía un poco más.
Estuvo a punto de caerse en una ocasión pero sus reflejos le salvaron. Según las cuentas que había hecho, tenía que pasar unas tres ventanas más para llegar a una de la de su clase, en cuanto abriese la ventana se disculparia y le dejarían entrar bueno, eso pensaba.
Sin darse cuenta de que el viento había aumentado considerablemente desde la última vez, Leo se escurrió de la pared y empezó a caer pero, al tiempo que se daba la vuelta en el aire dos enormes alas crecieron por su espalda y con ellas logró engancharse a una de las ventanas y abrirla de par en par.


*Pterodactilo: dinosaurio pequeño con alas (con eso os lo imaginais ¿no? xD) es del periodo Jurásico.
[El título tiene su gancho no?¿ xD]

miércoles, 13 de julio de 2011

Capítulo 1 - 2/2: Un, dos, tres... ¿pollito inglés?


California, Estados Unidos: Kido

La gente paseaba como si nada por las calles de California, en realidad, todos salían hacia las Escuela de Inmortales a las 7:30 de sus casas. Por raro que pareciera, en esos instantes en todo el mundo era esa hora. En Francia, Reino Unido, Venecia o Alemania, en todos estos países eran las siete y media de la mañana. Una magia muy compleja que habían utilizado en la escuela para que todos los alumnos llegaran a una hora determinada a su destino. Tampoco es que a Kido le importara eso mucho, era el más rápido del mundo y llegaba siempre el primero, lo único malo es que no le dejaban participar en ninguna carrera por que, sin duda, el ganaría.
Estaba tumbado en la playa, su piel bronceada y su rubio y largo pelo se confundían con la arena. Sonreía de oreja a oreja y miraba por debajo de sus gafas de sol el agua del mar. Cuando bostezó, abriendo sus brazos hacia el cielo y acto seguido cogiendo su maleta, nadie puedo ver como el chico salía corriendo a una velocidad imposible de percibir por el ojo humano. Kido Start ya se dirigía hacia Madrid atravesando el océano con la velocidad del relámpago.


Sidney, Australia: Inti

A menos de unos minutos de ser las ocho de la mañana, Inti preparaba su mochila contentísima. Era su segundo año y volvería a ver a Det, que le había caído muy bien el año pasado. No solo era gracioso, inteligente y realmente guapo si no que, además, compartían "el poder" por así decirlo ya que, el podía teletranportarse como ella. Aunque Inti, era más poderosa que él, ella podía controlar la luz, juntarla hasta hacer esferas de energía, apagar una estancia en segundos y viajar a la velocidad de la luz. Esto solía gastar mucha energía pero solo lo utilizaría una vez para llegar hasta Madrid y en cuanto entrase por la puerta que conecta los dos mundos, recuperaría toda su energía.
Terminada ya su maleta y congiéndola del asa, Inti pronunció unas palabras y entonces sus ojos comenzaron a brillar, al igual que su boca abierta completamente, con un solo pestañeo, Inti desapareció de su habitación y en unos diez segundos ya se encontraba en la Puerta de Alcalá de Madrid*, corriendo hacia ella volvió a desaparecer a un mundo diferente.


Lucena, Filipinas: Han

En mitad del océano, un barco completamente de metal flotaba gracias al joven chico que había en él. En lo más alto del barco estaba Han, a punto de llegar a España, con una moto también hecha de metal preparada para usarse en el mismo momento que llegase. Los ojos plateados del chico brillaban esperanzados de hacerse más fuerte en aquella escuela. Le habían llamado de forma muy extraña, mediante una ardilla parlante que le había dado toda la información que debía saber sobre la Escuela de Inmortales y que después de eso se había quedado con él como mascota. La ardilla de nombre Einat, significaba pequeño ojo, era uno de los mensajeros que buscaba a nuevos hechiceros para que estudiaran en la escuela. Aunque era pequeño y parecía un animal indefenso, Einat era un mago muy sabio que debía favores al director de la escuela. 
-Parece que todos los alumnos han llegado a su destino- le dijo la ardilla al muchacho cuando se encontraban a escasos pasos de la Puerta de Alcalá.

*La Puerta de Alcalá de Madrid (España): 



*El nombre del tipo es un poco... ¿raro? XD Lo he puesto así por que como cada personaje viene de un lugar del mundo quedaba ¿gracioso? No sé, eso ya lo vereís vosotros :D

Pide lo que sea... tal vez se cumpla :)

Pide lo que sea... tal vez se cumpla :)